El pasado día 23 de octubre y gracias a la invitación de la Fundación Deporte Joven, tuve la oportunidad de dar una charla en el Consejo Superior de Deportes en el estreno del Espacio-Conecta.
Era la primera vez que daba una charla de este tipo y reconozco que me costó controlar tantas emociones, pero disfruté mucho. Ver a los amigos, a la gente del deporte y a mi familia fue muy emotivo. En especial, ver a mis padres a sus 92 años me hizo vivir una tarde muy especial.
Además de colaborar a la visibilización de la enfermedad de Huntington y explicar cómo lo vivimos en la familia, también sirvió para reflexionar sobre la influencia que tiene el deporte cuando se es ser cuidador de una persona con una enfermedad degenerativa y cómo me ha ayudado a tener un determinado enfoque de la situación.
El deporte me ha ayudado mucho, y estos son algunos de los aspectos en los que me he visto beneficiado:
Ser jugador profesional de baloncesto durante 15 temporadas en la Liga ACB (Liga Endesa) requiere de un gran esfuerzo de tiempo y dedicación.
Además no se trata de un esfuerzo puntual, si no de ser constante en el esfuerzo y mantenerlo a lo largo del tiempo.
En el deporte, la perseverancia y la constancia son fundamentales. Existen numerosas dificultades en el camino que es necesario superar y tener confianza y determinación en tus posibilidades es clave para poder conseguirlo.
Esa capacidad de trabajo y de esfuerzo ha sido muy útil en la actualidad, aunque en aquellos momentos yo no era consciente de ello.
En la experiencia que estoy viviendo ahora, ya estoy entrenado en ese esfuerzo, no me pilla de sorpresa y mi capacidad de asumirlo y aceptarlo está siendo mucho mejor.
Cuando tenía 14 años y jugaba en el equipo cadete de San Viator, la pista era descubierta y una tarde, a la hora del entrenamiento estaba lloviendo a mares. Nosotros (el equipo) nos lo tomamos como una excelente oportunidad para librarnos del entrenamiento e irnos a casa. Pero el entrenador (Eduardo Sanz, Dudy para los amigos) me llamó y me dijo: » hoy tienes que entrenar».
Inicialmente le dije que no, que estaba lloviendo mucho y que quería irme con mis compañeros y me dijo:
«Hoy tienes que entrenar porque tú puedes llegar a ser jugador de baloncesto».
Ufff, me llegó a lo más profundo. Fueron unos segundos cruciales en mi vida.
Tenía dos posibilidades, entrenar lloviendo o irme a casa con mis compañeros.
Y decidí entrenar.
Lo importante no es lo que hicimos en ese entrenamiento, que es lo de menos, lo importante es que en ese momento me di cuenta de que si quería llegar a ser jugador, tenía que hacer determinados esfuerzos, que los demás no estaban dispuestos a realizar.
Creo que ese día, di el primer paso para convertirme en un jugador profesional de baloncesto.
Y todo esto, no tiene nada que ver con ser mejor o peor, ganar una Liga o jugar en Provincial, tiene que ver con la capacidad de superación de las dificultades y los problemas que se nos van presentando a lo largo del camino.
Y todo eso, va marcando poco a poco tu carácter.
Otro aspecto importante es la aceptación de tus propias limitaciones.
Recuerdo al principio de mi carrera deportiva jugando con Estudiantes , un partido que jugué francamente mal, que conseguí echarle la culpa al árbitro, al entrenador, a mis compañeros, al tablero, a los aros que no estaban bien alineados, al mal estado de la pista y al deterioro de mis zapatillas.
Curiosamente todas esas circunstancias sólo me afectaron a mí (los demás metían las canastas de colores) y yo pensaba que todas las galaxias y demás astros planetarios se habían alineado en mi contra para que ese partido jugara tan mal.
Y la realidad, evidentemente, no es así, la culpa era sólo mía. No era tan bueno como creía o no trabajaba lo suficiente para serlo.
Pero necesitaba tiempo para entenderlo.
Aceptar cuales son tus limitaciones, es fundamental como punto de partida y poder trabajar en su mejora. Algo que ocurre también con las virtudes. Se trata de conocerlas y potenciarlas. Una vez asimilado, todo fue mucho mejor para mí y por supuesto para el equipo.
Ganar y perder es algo inherente al deporte. Saber aceptar con naturalidad y sin dramatismos ambas situaciones te ayuda a mejorar.
Hoy en día, da la sensación que si se pierde, es un gran fracaso y se acaba el mundo. El problema es que muchas veces, esa idea se la transmitimos a los niños.
He visto a padres/madres cambiar a sus hijos de actividad «porque perdían» y eso les podía traumatizar.
No son conscientes que precisamente esas derrotas, bien gestionadas, es lo que les va a hacer fuertes cuando tengan que enfrentarse a retos mucho más transcendentales en la vida que ganar o perder un partido.
Las victorias te refuerzan, pero las derrotas te hacen mejorar
Otra de las grandes enseñanzas que me ha proporcionado el deporte.
No conozco ninguna situación en mi vida que no haya tenido que hacer las cosas en equipo, que no haya dependido de otros para conseguir unos objetivos. Tanto en la faceta laboral como en la personal.
Cada uno desempeñamos un papel que hay que tratar de realizar de la mejor manera posible, tratando de conseguir el objetivo común. Unos tienen un papel más vistoso que otros, pero todos son fundamentales.
Los departamentos de Recursos Humanos de las empresas valoran especialmente a los deportistas, porque una serie de valores que todos incluyen en los diferentes perfiles, el deportista ya los ha entrenado.
En el aspecto personal, al principio de la aparición de la enfermedad de Carmen, cuando intentaba hacer yo sólo todas las cosas, pude comprobar en mis propias carnes que era inviable. Jugar en equipo, siempre es un acierto.
No digo que en mi época de jugador profesional no nos cuidáramos, pero no es comparable a los cuidados y los medios que se tienen hoy en día.
Aspectos como el «descanso activo» estaban lejos de nuestros pensamientos. Éramos mucho más partidarios del «descanso festivo» con todas sus consecuencias.
Con el paso del tiempo y si pretendes alargar lo más posible tu carrera deportiva, vas aprendiendo a cuidarte cada vez más y mejor: alimentación, más calidad en los entrenamientos, descansos…
Y eso, ha sido muy útil también en la situación actual. Al principio no era muy consciente de este tema, pero hoy en día, procuro cuidarme lo mejor posible para así poder cuidar con las mejores garantías.
Yo puedo decir que el deporte me ha ayudado.
¿Y a ti?¿Cuáles han sido las experiencias que te han ayudado o te ayudan en estos momentos?
10 Comentarios
Que suerte el haber sido deportista de élite y poder gestionar de esa forma tan admirable vuestras vidas. Todo un ejemplo.
Me considero un afortunado por haber podido ser deportista profesional y en mi caso, además me ha ayudado a enfocar esta situación.
Un beso.
en el mundo actual queremos tenerlo todo y al momento olvidándonos q las cosas importantes se consiguen con esfuerzo y constancia y el deporte no puede ser menos un fuerte abrazo desde esta fría tierra
Dos palabras importantes que el deporte ayuda a entender. Un fuerte abrazo.
Esta última entrada un ejemplo para todos sobre todo para los jóvenes. Esta noche, sesión pedagógica.
Hoy es el día del cuidador. Está genial dar visibilidad a las enfermedades como lo estás haciendo tu. La figura del cuidador es esencial y tu eres un gran ejemplo.
Indudablemente el deporte potencia todos los valores y aprendizajes de los que hablas, pero además tú estás hecho de una » pasta» especial.
Como siempre …te admiro.
Gracias Yeyo por tus palabras. Un beso.
Amigo Chinche, si en algo me ha ayudado y sigue ayudándome el deporte, es en ser disciplinado y constante. Si quieres mejorar, como jugador, entrenador, en los estudios, trabajo, etc.., son fundamentales estos dos aspectos.
Nadie que tenga buenas cualidades para algo, consigue nada si no es disciplinado y constante. Estos dos aspectos me han ayudado y siguen haciendo. Siempre intento transmitirlos.
Dos aspectos importantísimos, y cuando los objetivos no se ven a corto plazo mucho más importantes todavía.
Gracias por compartir tu opinión.
Un fuerte abrazo