Cada día tenemos el mismo ritual en casa por la noche. Este ritual se produce en el momento de llevar a Carmen a la cama y acostarla.
Normalmente soy yo el que lo realiza, aunque en función de las circunstancias mis hijos también lo hacen por lo menos una vez a la semana.
Carmen se encuentra sentada en el sofá con las piernas extendidas. Apago la televisión y es el momento que aprovecho para contarle alguna cosa importante que ha sucedido en el día. No percibo ninguna señal de que me esté escuchando, no hay respuesta a las preguntas, su mirada me traspasa. Sé que me oye, mi duda es saber si me escucha, creo que sí, pero el proceso mental es diferente al nuestro.
A pesar de ser una situación aceptada por todos, es un momento que me hace pensar durante un instante, que las cosas podrían haber sido diferentes, sólo es un instante, pero no puedo evitarlo.
Acerco la silla de ruedas al sofá, pongo sus pies en el suelo para que tenga un punto de apoyo, cojo sus manos y la levanto. A duras penas consigue mantenerse en pié y es el momento del abrazo. Voluntario (faltaría más) y obligado (por que si no se caería).
Con una mano sujeto la silla de ruedas, con la otra conservo el medio abrazo y tras un pequeño giro sobre sus pies, la siento en la silla.
Instintivamente nada más sentarse, saca sus labios hacia fuera poniendo «morritos» y nos damos un beso.
Empujo la silla hacia la habitación, la coloco al lado de la cama y la freno para que no se desplace. Pongo de nuevo sus pies en el suelo, la sujeto por los brazos y !arriba!, un nuevo abrazo.
En esa posición, le quito la parte de arriba, cada vez con más dificultad para hacerlo de una manera fluida, nuevo giro para tumbarla en la cama en posición transversal y continuamos con las operaciones.
Ahora toca la parte de abajo y el cambio de pañal. Uno limpio, especial noche con mayor capacidad de absorción. (Desde que crecieron los niños había olvidado todo este tema, ahora me puedo considerar casi un experto en pañales con sus diferentes texturas, características y modelos).
Llega el momento del pijama, primero la parte de arriba, la cabeza, un brazo, el otro brazo. Qué difícil es meter los brazos sin ayuda. Curiosamente con la mano derecha no hace ningún gesto de ayuda para estirar el brazo y con el brazo izquierdo si lo realiza. Ahora los pantalones, una pierna, otra pierna.
Y de nuevo de pie para terminar de colocar el conjunto de esa noche: estirar bien la chaqueta, ajustar y centrar los pantalones (le recuerdo lo guapa que está, no quiero que se olvide) y ahora ya sí, a la cama.
Lateral, sobre su lado derecho y con las piernas flexionadas. La sábana siempre por encima de la cabeza.
Un beso, que descanses.
Lo último, levantar la odiosa barandilla lateral para evitar caídas. «Click». «Lo útil que es y la manía que le tengo».
A lo largo de la noche se destapará en varias ocasiones por sus movimientos, la sábana suele terminar hecha un lío en un lateral de la cama.
«Javier, ponme la mantita por favor». Esta fue la última frase que he escuchado a Carmen y hace ya 8 meses. La frase la pronunció toda seguida y sin titubear. En medio de la noche. Me quedé muy sorprendido. Después de taparla, le pregunté si ya estaba bien. Desde esa noche, no ha vuelto a articular ni una sola palabra hasta hoy.
Misterios profundos del cerebro humano.
Buenas noches.
32 Comentarios
Como me das fuerza para continuar luchando.Otra vez entiendo que lo mio es un asuntillo.Tu equipo v tiene la fuerza de un amor tan puro que no puede decaer.Besos.
La fuerza es mutua y muchos granitos pueden hacer una buena playa. Un beso.
Hola Javier, que envidia me das…..
Que no daría yo por tener esa rutina,aunque parezca egoísta por mi parte ……
Tienes toda mi admiración y cariño, gracias por compartir con nosotros todo ese amor y dedicación por y para Carmen.
Un abrazo
Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.
Es exactamente así. Muy bien descrito.
Muchas gracias.
Cuando lo has vivido nunca lo olvidas…, pero Javier, tu relato me ha transportado a cuando mi madre estaba en casa y también era eso…, una rutina de amor….,. Incluso he recordado su olor…..
Sentimientos encontrados…., pero sobre todo lo mucho que mi madre fue querida por sus hijos , amada por su esposo. Y adorada por todos los que la conocían.
Muchos besos para los dos. Gracias por compartirlo.
Gracias a ti Cristina, nosotros también queremos eso para Carmen, me parece la mejor medicina que puede tomar. Un beso.
Buenas noches, Javier. Que bueno es acostarte y saber que estás actuando como se debe. Buenas noches…
A descansar…
Hoy especialmente me he emocionado con tu relato…porque me has hecho recordar lo que es vivir en el diario de un compañero de vida.Solo decirte que teneis suerte de teneros cerca el uno al otro.
ÁNIMO mucho ánimo del bueno para continuar la travesía.
que afortunada me siento de conocerte compañero.muacccccccc
Sabes que te quiero, aprecio y admiro, sabes que parte de lo que nos dices lo vivo con mi padre, y también sabes que leerte m reconforta, es una fuerza la que me transmites que yo personalmente necesito y tu me la das. Infinitos besos para los 4.
Y nosotros a ti también, gracias por tus palabras, todos vamos sumando. Besos para toda la familia.
Que no te falten nunca la energía, el buen humor, el amor hacia Carmen y el querer compartirlo.
Un fuerte abrazo.
Querida Yeyo, has tocado cuatro facetas en las cuales espero no fallar y gracias a vuestro apoyo espero aún mejorar. Fuerte abrazo.
Hola Javier,leer tus relatos me hace recordar tantas cosas vividas!! Gracias por compartir situaciones del día a día. Gracias por el amor a ELLA,Carmen. Un abrazo.
De nada Pilar, me alegra mucho que pueda ser de utilidad. Un fuerte abrazo.
Asi es, todas las noches un besito. Y a menudo ese «¿ Ya te vas?» , si mamá a dónde voy a ir. A la camita, quédate aqui conmigo.
Pero solo un ratito, que mañana hay que seguir. Nos necesitan mucho y todas las atenciones son pocas. Un beso para la familia y otro especial para Pini.
Ni te imaginas lo que nos ayudas con tu relatos,vivir segundo a segundo y de forma intensa, eso lo aprendí hace años, leyéndote me reafirmo. Fuerte ya eres, yo como creyente solo pido a Dios para ti y los tuyos. Salud …. para Carmen un buen camino
Besotes
Gracias Loli, tus palabras me ayudan mucho a seguir. Un beso.
YO QUIERO VIVIR CON ESE AMOR Y ABNEGACION. ENVIDIA
GRACIAS. MUCHAS GRACIAS. GRACIAS. VIVES VON ELLA Y VIVIMOS CONTIGO…CON ELLA..CUANTO DARIA YO!!!!
De nada Ana, para mi es un placer poder compartirlo. Un beso para toda la familia.
Acabo de acostar a mi marido ,he realizado las mismas operaciones que tú.Dos lágrimas salieron de mis ojos en silencio.Buenas noches y pura vida para tí y tu familia.
Pura vida Manuela, esas rutinas a ellos les vienen muy bien pero a nosotros siempre nos hacen pensar. Un beso fuerte.
Misterios profundos los del cerebro y también maravillas las que obran los buenos sentimientos entre las personas que se aman.
Gracias por este relato tan íntimo, que nos confirma que en el mundo hay buenos seres humanos.
Gracias a ti Emma por estar siempre ahí. Un beso.
HOLA JAVIER UN FUERTE ABRAZO DESDE VENEZUELA CADA HISTORIA TUYA REVIVO LO QUE PASE CON MI ESPOSO,YA TIENE 11 AÑOS DE SU PARTIDA HACIA LA LUZ DE DIOS, NO ES FACIL SEGUIR SIN ELLOS, PERO ELLOS NOS LLENAN DE PAZ, SOLO PIDO A DIOS ME DE VIDA PARA VER LA CURA Y QUE LLEGUE NO SOLO HASTA EL ULTIMO RINCON DE VENEZUELA, SINO AL MUNDO ENTERO, MI ADMIRACION Y RESPETO.
Hola Aleska, qué alegría poder leerte. Claro que es difícil cuando se ha dedicado tanto tiempo, yo confío en los avances científicos y espero que algún día podamos ver una cura. Un fuerte abrazo desde España.
Cuanto de lo que cuentas lo vivo yo, por eso como bien dices en tus charlas, estamos en una liga especial. Gracias una vez más
De nada Jose, estas situaciones cotidianas las vivimos mucha gente, para mi es un placer poderlas compartir. Un abrazo.