Durante el tiempo que llevo como cuidador, he cometido muchos errores. Pero con el paso del tiempo y la experiencia hace que los vayas asimilando, puedas corregirlos y rectificar una vez que has tomado conciencia de los mismos.
Aquí te dejo unos cuantos por si mi experiencia te puede ser de utilidad.
Yo al principio pensaba que iba a poder manejar solo esta situación.
Cuando empecé a notar los primeros síntomas de Carmen, creía que iba a ser algo que se iba a quedar entre Carmen y yo. No tenía ninguna intención de contárselo a nadie y pensaba que lo iba a poder manejar.
En ese momento me sentía como Superman.
Creo que fué uno de los primeros errores que cometí.
Al tratarse de una enfermedad degenerativa, lenta y progresiva no había nada urgente. Todo podía esperar un poco.
El no tener información al respecto tampoco me ayudó en su momento. Conseguí encontrar la parte teórica, pero poco de la práctica y de cómo manejar estas situaciones.
Y la suma de todo esto me llevó a tener un exceso de responsabilidad difícil de manejar.
Como consecuencia de esta situación, no fuí capaz de pedir ayuda y de compartir mi situación.
Durante mucho tiempo y ya con el trastorno cognitivo avanzado por parte de Carmen, intentaba razonar con ella la situación tratando de poner una solución.
No había manera de que entrara en razón, sus obsesiones, la limpieza, la educación de nuestros hijos y en especial la posibilidad de acudir a un médico para que valorara su situación eran temas que no se podían tratar.
Ella negaba por activa y por pasiva que le estuviera ocurriendo algo e interpretaba con «su» lógica cada una de las situaciones cotidianas que vivíamos.
Está situación nos llevó a numerosas discusiones.
Con el paso del tiempo he ido aprendiendo a que cuando se producían estas situaciones, tratar de desviar la atención y cambiar de tema de la mejor manera posible.
Este es uno de los apartados que más me ha costado entender y asimilar.
El no saber decir que no en determinadas circunstancias es otro de lo errores que cometí.
Por evitar la discusión, muchas veces aceptas cosas que no deberías aceptar.
El listón lo vas bajando poco a poco y al final las consecuencias no son buenas.
Con determinadas patologías tampoco es tan sencillo plantarse y decir que no, pero la experiencia me dice que en determinadas ocasiones es preferible hacerlo.
También muchas veces ocurre que los cuidadores tenemos una tendencia a la sobreprotección.
Cuando la persona a la que cuidamos tiene dificultades para hacer algo, preferimos hacerlo nosotros porque resulta más práctico.
El problema es que de esta manera no estamos favoreciendo la autonomía de las personas y dejarles hacer ese esfuerzo también es beneficioso para ellos.
Es otro de los puntos que también me ha costado mucho entender y asimilar.
Es importantísimo que el cuidador se cuide para así poder cuidar mejor.
Al principio yo pensaba que tenía que ser la persona abnegada y que estuviera las 24 horas al pié del cañón.
Con el paso del tiempo y gracias a mi entorno, me fuí dando cuenta que esto es imposible y que la situación podría perjudicarme también a mí.
Ahora doy prioridad a poder estar bien yo. A seguir teniendo mis aficiones y mis viajes. A tener vida social.
No aspiro a que sea como antes, porque es imposible, pero también es muy importante la capacidad de adaptación a las diferentes situaciones que nos vamos encontrando.
Ahora muchas veces me pongo yo en el centro de la situación, sabedor que si yo estoy bien, voy a poder cuidar mucho mejor a Carmen y con mayores garantías.
Me gustaría saber cuáles han sido tus errores y cómo los has solucionado. Déjalo en los comentarios y así nos sirve de ayuda a todos.